San Edmundo Campion - Mártir
Mártir y jesuita ingles,
hijo y homónimo de un librero católico.
Nació en Londres el 25 de enero de 1540 y fue
ejecutado en Tyburn el 1 de diciembre de 1581. Una compañía de la ciudad envió
al prometedor niño a una escuela de gramática y al hospital de la Iglesia de
Cristo. Cuando María Tudor hizo su entrada a Londres con
gran ceremonia como una reina, él fue el colegial escogido para dar el discurso
en latín a su majestad. Sir Tomás White, alcalde, quien construyó y dotó al San
Juan College de Oxford, aceptó a Campion como uno de sus
primeros alumnos, le nombró hermano menor a los diecisiete años, y, en su
agonía, le dio su último mensaje para la familia académica. Campion brilló en Oxford en 1560, especialmente cuando pronunció un elogio
fúnebre en el segundo entierro de Amy Robsart, y otro en el funeral del
fundador de su colegio; y durante los siguientes doce años él fue seguido e
imitado como ningún otro hombre lo había sido en una universidad inglesa,
excepto él mismo y Newman. Se graduó con dos carreras, llegó
a ser un tutor famoso y en 1568, censor menor.
La reina Isabel había visitado Oxford dos años antes, ella y Dudley, entonces canciller, conquistados por la
conducta, belleza e ingenio de Campion le rogaron que pidiera lo que quisiera.
Los éxitos, responsabilidades locales, tentaciones, su natural facilidad de
carácter, los razonamientos, sobre todo de su amigo el Obispo Cheyne de Gloucester, cegaron a Campion sobre su trayectoria como católico:
tomó el Juramento de
Supremacía y órdenes de diácono de
acuerdo al nuevo rito. Sus pensamientos subsiguientes se tornaron en escrúpulos, los escrúpulos
en angustia, cortó con su feliz vida en Oxford cuando su cargo de
censor terminó, y se trasladó a Irlandia, a esperar la reapertura de la
Universidad de Dublin, una antigua fundación papal temporalmente suprimida. Sir
Henry Sydney, un agregado de lord, estuvo interesado en el futuro de Campion
tanto como en el nuevo fervor religioso, el cual, sin embargo, fracasó. Con
Felipe Sydney, quien en ese entonces era un muchacho, Campion tendría una
conmovedora entrevista en 1577. Como demasiado católico mirado como anglicano, Campion se
volvió sospechoso y estaba expuesto al peligro. Escondido en casa de sus
amigos, compuso su tratado llamado “Una Historia de Irlanda”. Lo escribió desde
el punto de vista inglés, y los nativos irlandeses se sintieron ofendidos; y en
el siguiente siglo Geoffrey Keating lo
criticó severamente en su “Historia Irlandesa de Irlanda”.
Impulsado a un esfuerzo adicional por el celo de Gregory Martin, cruzó a
Inglaterra disfrazado y con un nombre falso y llegó a Londres a tiempo para
ser testigo del
juicio de uno de los primeros mártires oxonienses: Dr. John Storey. Campion entonces reconoció su vocación y se apresuró a entrar al seminario en Doual. Cecil lamentó ante Richard
Stanihurst, lo que llamó la expatriación de uno de los “diamantes de
Inglaterra”. En Doual, Campion continuó sus cursos
teológicos y su grado menor, pero entonces se fue como peregrino
descalzo a Roma, arribando allí justo antes de la
muerte de San Francisco de Borja;.
“porque eso pretendo”, como lo dijo en su examen “a entrar a la Compañía de
Jesús, de eso hacer voto y ser profeso.”. Esto realizó
enseguida en abril (1573), siendo el primer novicio en ser recibido por
Mercurianus, el cuarto general. Como la provincia inglesa aún no existía, fue
designado a la de Bohemia, entrando en el noviciado de Praga y
pasando su año de probación en Brum, en Moravia. Al regresar a Praga, enseñó en el colegio y escribió un par de dramas sagrados, siendo ordenado
allí en
1578. Mientras tanto, el Dr. Allen estaba organizando el trabajo apostólico en la
misión inglesa, y se alegró de lograr que fueran los padres Robert Parsons y
Edmund Campion sus primeros asistentes jesuitas. En el jardín en Brunn, Campion
había tenido una visión, en la cual Nuestra Señora le
predijo su martirio. Sus compañeros de Praga deciden hacer un pergamino para P.
Edmundo Campion, mártir y a pintar una guirnalda de rosas
profética en su celda. Parsons y Campion salen de Roma, tuvieron muchas
aventuras, y fueron reclamados por San Carlos Borromeo en Milán y por Beza en Génova.
Campion se encontró en Londres con un fiel amigo
recién convertido, el cual le proveyó ropa adecuada, armas y caballo.
Su función principal era recuperar los católicos que
estaban vacilantes o contemporizando bajo la tiranía gubernamental, pero
su celo por
ganar protestantes, sus prédicas, su total personalidad santa
y soldadesca, dejaron una profunda y general impresión. Se produjo una alarma y
él huyó al norte, donde de nuevo comenzó a escribir y produjo su famoso
panfleto “Diez Razones”. Regresó a
Londres, sólo para retirarse de nuevo, esta vez a Norfolk. Un espía, antiguo
mayordomo de la familia Roper, George Eliot, estaba tras sus huellas, y
lo capturó, junto con otros, el 17 de julio de 1581 en Lyford Grange, cerca de
Wantage. En medio de escenas de violenta excitación, Campion fue burlonamente paseado por las calles de su ciudad natal, atado de
pies y manos, cabalgando de espaldas y con un cartel en su sombrero señalando
al “jesuita sedicioso”. Primero fue tirado al calabozo Little Ease en la Torre,
luego fue llevado privadamente a la casa de su ex patrón, Leicester; allí se
encontró con la propia reina, y recibió serias promesas de libertad si
renunciaba a su papismo. Habiendo Hopton tratado en vano las mismas lisonjas,
fue llevado de regreso a la Torre y examinado bajo tortura, y se informó que
había traicionado a quienes lo habían protegido. Se realizaron varios arrestos
fundados en mentiras. El había solicitado un debate público. Pero cuando se le
concedió, en la capilla normanda de la Torre, ante
el Decano de San Pablo y otros teólogos,
a Campion se le había negado la oportunidad de preparar su disertación, y había
sido torturado severamente. Debilitado, estuvo presente en las cuatro largas
conferencias sin contar con una silla, mesa o notas, y se mantuvo de pie
invicto. A consecuencia de esto, Felipe Howard, conde de
Arendel, quien observaba lleno del orgullo mundano,
tuvo la inspiración de retornar al servicio de Dios. El consejo privado,
no sabiendo qué hacer o decir sobre un traidor puramente “espiritual”, tramaron
un complot para poner en tela de juicio la lealtad de Campion, y llamaron a los
asalariados Eliot y Munday como acusadores. Un juicio ridículo se realizó en la
alcaldía de Westminster el 20 de
noviembre de 1581. Campion, declarándose no culpable, le era completamente imposible
mantener en alto su tantas veces retorcido brazo derecho; viendo esto un
compañero prisionero, quien primero
le besó, le levantó el brazo. Campion presentó una magnífica defensa. Pero la sentencia fue
a muerte, serían ahorcados, destripados y descuartizados: una sentencia
recibida por los mártires con un grito jubiloso de Haec Dies y Te Deum.
Campion, con Sherwin y Briant, quienes estaban en un cañizo
separado, fueron llevados en una rastra tirada por caballos a Tyburn el 1 de
diciembre. Al pasar el arco de Newgate, se levantó tanto
como pudo para saludar una imagen de Nuestra Señora, que se
hallaba in situ.
En el cadalso, interrumpido y provocado a expresar su
opinión sobre la Bula de San Pio V por medio de la cual excomulgaba a
la reina Isabel, él respondió sólo con una oración por
ella “vuestra reina y mi reina”. El fue un inglés católico con opiniones políticas que no eran
las de Allen, sin embargo él murió, lo mismo que hizo Felton alguna vez, por la supremacía de
la Santa Sede.
El pueblo lamentó su destino a gritos y comenzó una nueva cosecha de
conversiones. A un joven impetuoso y de corazón generoso, Henry Walpole, que estaba
cerca, se le manchó su jubón blanco con la sangre de Campion. Este incidente lo convirtió también, con el tiempo,
en un jesuita y mártir.
Historiadores de todas las escuelas están de
acuerdo que los cargos contra Campion fueron un simulacro al por mayor. Ellos
alaban su gran inteligencia, su bella jovialidad, su fogosa energía, su
muy caballerosa gentileza.
Había renunciado a toda oportunidad de una deslumbrante carrera en un mundo de
hombres magistrales.
Reliquia del
Mártir
Cada tradición de Campion, cada fragmento de sus
palabras escritas, y no menos en sus cartas doradas no estudiadas, nos muestran
que él fue nada menos que un hombre de genio, uno de los grandes isabelinos,
pero santo como ninguno de ellos.
Fue beatificado por el Papa León XIII el 9 de diciembre de 1886 y canonizado por el Papa Paulo VI en
1970. Sus reliquias se
conservan en Roma y Praga, en Londres, Oxford, Stonyhurst y Roehampton. Un
retrato no muy convincente fue hecho muy pronto luego de su muerte por Gesu
en Roma, bajo la supervisión de muchos que le
habían conocido. De esto hay una copia en óleo en Stonyhurst, y una grabada
brillantemente en Hazart's, “Kerckelycke
Historie” (Antwep, 1669), Vol. III (Enghelandt, etc).
Mártir y jesuita ingles,
hijo y homónimo de un librero católico.
Nació en Londres el 25 de enero de 1540 y fue
ejecutado en Tyburn el 1 de diciembre de 1581. Una compañía de la ciudad envió
al prometedor niño a una escuela de gramática y al hospital de la Iglesia de
Cristo. Cuando María Tudor hizo su entrada a Londres con
gran ceremonia como una reina, él fue el colegial escogido para dar el discurso
en latín a su majestad. Sir Tomás White, alcalde, quien construyó y dotó al San
Juan College de Oxford, aceptó a Campion como uno de sus
primeros alumnos, le nombró hermano menor a los diecisiete años, y, en su
agonía, le dio su último mensaje para la familia académica. Campion brilló en Oxford en 1560, especialmente cuando pronunció un elogio
fúnebre en el segundo entierro de Amy Robsart, y otro en el funeral del
fundador de su colegio; y durante los siguientes doce años él fue seguido e
imitado como ningún otro hombre lo había sido en una universidad inglesa,
excepto él mismo y Newman. Se graduó con dos carreras, llegó
a ser un tutor famoso y en 1568, censor menor.
La reina Isabel había visitado Oxford dos años antes, ella y Dudley, entonces canciller, conquistados por la
conducta, belleza e ingenio de Campion le rogaron que pidiera lo que quisiera.
Los éxitos, responsabilidades locales, tentaciones, su natural facilidad de
carácter, los razonamientos, sobre todo de su amigo el Obispo Cheyne de Gloucester, cegaron a Campion sobre su trayectoria como católico:
tomó el Juramento de
Supremacía y órdenes de diácono de
acuerdo al nuevo rito. Sus pensamientos subsiguientes se tornaron en escrúpulos, los escrúpulos
en angustia, cortó con su feliz vida en Oxford cuando su cargo de
censor terminó, y se trasladó a Irlandia, a esperar la reapertura de la
Universidad de Dublin, una antigua fundación papal temporalmente suprimida. Sir
Henry Sydney, un agregado de lord, estuvo interesado en el futuro de Campion
tanto como en el nuevo fervor religioso, el cual, sin embargo, fracasó. Con
Felipe Sydney, quien en ese entonces era un muchacho, Campion tendría una
conmovedora entrevista en 1577. Como demasiado católico mirado como anglicano, Campion se
volvió sospechoso y estaba expuesto al peligro. Escondido en casa de sus
amigos, compuso su tratado llamado “Una Historia de Irlanda”. Lo escribió desde
el punto de vista inglés, y los nativos irlandeses se sintieron ofendidos; y en
el siguiente siglo Geoffrey Keating lo
criticó severamente en su “Historia Irlandesa de Irlanda”.
Reliquia del Mártir |
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