LOS SANTOS RÓMULOS, EUXODIO, ZENÓN, MACARIO, y LOS MIL CIENTO CUATRO COMPAÑEROS, Todos Mártires
Rómulo era mayordomo del emperador Trajano, y merecía
toda su confianza. Un día lo envió el emperador a las Galias para que examinase
el estado de las legiones allí acantonadas, y obligase a todos los soldados a
sacrificar a los dioses. Rómulo cumplió con exactitud su encargo, pero ni con
promesas ni amenazas logró vencer a muchísimos de ellos, particularmente a su
jefe, llamado Eudoxio, ciudadano romano y ennoblecido además con altas
condecoraciones del imperio. Al saber el emperador la obstinación de aquellas
tropas, mandó que en castigo fuesen trasladadas desde las Galias a Melitina, en
Armenia, sin que se los tuviese ninguna clase de consideraciones. Algún tiempo
después, Rómulo abrió sus ojos a la fe, se arrepintió de lo que había hecho, y presentándose
a Trajano, le confesó que él también era cristiano, y que por este solo título
renunciaba desde aquel momento a su confianza y a todos los honores de la
corte. Furioso el emperador, por lo que él llamaba un desacato, mandó que su
mayordomo fuese inmediatamente decapitado, como efectivamente se ejecutó.
Algunos años después, reinando Maximiano, enviáronse nuevas órdenes al prefecto
de Melitina para que obligase a todos los soldados de su guarnición que
adorasen a los dioses del imperio, que condenase a la última pena a los que se
resistiesen a obedecer. Entonces murieron Eudoxio, Zenón, Macario, y los demás
soldados que habían sido relegados de las Galias por haberse negado a lo mismo
que después se les exigió a fuerza de tormentos, en los cuales acabaron su vida
siempre valerosos y constante en su fé.
Fuente: La leyenda de oro para cada día del año; vidas de todos los santos que venera la Iglesia; obra que comprende todo el Ribadeneira mejorado, las noticias del Croisset, Butler, Godescard, etc.
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