Santa Angela de Mérici, al fundar en 1536 una Compañía de
vírgenes consagradas al apostolado y a la enseñanza, las llamó ursulinas y las
dió por protectora a Santa Ursula, venerada en toda la Europa cristiana como
mártir de la virginidad y campeón de la cultura contra la barbarie.
Recitemos las dos estrofas siguientes del beato Hermann, en
honor de las mártires de Colonia:
"Vírgenes gloriosas, oíd mi oración y, al llegar la
muerte, venid rápidamente en mi ayuda; estad presentes en el momento temible y defendedme de los asaltos
de los demonios.
"Ninguna de vosotras falte; y al frente de vosotras
esté, antes que nadie, la Virgen María.
Si todavía queda en mí alguna mancha, purificadme de ella
con vuestra oración. Advierta el enemigo vuestra presencia y sea confundido."
Fuente: Año Litúrgico de Dom Próspero Guéranguer
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