Nuestra Señora de Fátima
Comenzó en una aldea de Portugal, concretamente en el
municipio de Vila Nova de Ourém, dentro de la diócesis de Leiria. Los
protagonistas de esta historia fueron tres pastorcillos: Lucía dos Santos y sus
dos primos, los beatos Francisco Marto y Jacinta. Por tres veces, a lo largo
del año 1916, tuvieron apariciones de un ángel en la colina del Cabeço y
en el huerto de Lucía y las seis apariciones de la Virgen Santísima desde el 13
de mayo hasta el 13 de octubre del año 1917.
Las revelaciones de Fátima van más allá de todo
cuanto la Providencia ha dicho a los hombres en la inminencia de las
grandes borrascas de la Historia
Fátima en una visión de conjunto
Tal vez les parezca útil a los lectores un análisis
sucinto de los múltiples aspectos que las importantes manifestaciones de la
Santísima Virgen en Fátima contienen.
por Plinio Corrêa de Oliveira
1. Presupuestos y líneas generales de las apariciones
Para entender el conjunto de visiones y comunicaciones
con que Lucía, Francisco y Jacinta fueron favorecidos, hay que tener en cuenta,
ante todo, la doctrina católica sobre la comunión de los santos. Las oraciones
y méritos de una persona pueden beneficiar a otra. De este modo, es lógico que
las oraciones, los sacrificios y el holocausto de la propia vida ofrecidos por
los tres niños, máxime después de beneficiados espiritualmente por las
apariciones de la Reina de todos los Santos, pueden aprovechar a un gran número
de almas e incluso a naciones enteras.
Nuestra Señora vino, pues, a solicitar oraciones y
sacrificios a los tres. A Jacinta y Francisco les pidió también el holocausto
de la vida, ofreciéndose como víctimas expiatorias por los pecados de los hombres.
A Lucía le pidió que se quedara en este mundo para el cumplimiento de una
misión de la cual hablaremos más adelante.
2. La mediación universal de María Santísima
Otra noción preliminar para la comprensión de los
acontecimientos de Fátima es la de la mediación universal de María Santísima.
Ella actúa como Medianera suprema y necesaria —por libre voluntad de Dios—
entre el Redentor ofendido y la humanidad pecadora. Por otro lado, es Medianera
siempre oída y, como tal, ejerce una verdadera dirección sobre los
acontecimientos. Es Medianera regia, que será glorificada con la victoria de su
Corazón maternal, que será la más alta expresión de la victoria del propio
Dios.
3. En Fátima, Nuestra Señora no habló solo para Portugal, sino para el mundo entero
Hablando a los pequeños pastores, Nuestra Señora quiso
hablar al mundo entero, exhortando a todos los hombres a la oración, a la
penitencia y a la enmienda de vida. De modo especial habló al Papa y a la
Sagrada Jerarquía, pidiéndoles la consagración de Rusia a su Corazón Purísimo.
4. La situación altamente calamitosa del mundo en nuestros días
La Madre de Dios hizo estos pedidos en vista de la
situación religiosa en que se encontraba el mundo en la época de las
apariciones, es decir, en 1917.
Nuestra Señora señaló dicha situación como altamente
calamitosa. La impiedad y la impureza habían dominado la tierra a tal punto que
para castigar a los hombres había estallado una verdadera hecatombe, que fue la
Primera Guerra Mundial. Esa conflagración terminaría en breve y los pecadores
tendrían tiempo para corregirse, atendiendo el pedido de Fátima.
Si ese pedido fuese oído, la humanidad conocería la
paz. En caso de que no fuese oído, vendría otra guerra aun más terrible.
Y, en caso de que el mundo continuase sordo a la voz de
su Reina, una suprema hecatombe de raíz ideológica y de proporción universal,
implicando una grave persecución religiosa, afligiría a todos los hombres,
trayendo grandes sufrimientos para el Romano Pontífice: Rusia esparcirá sus errores
por el o, promoviendo guerras y personas contra la Iglesia... El Santo Padre
tendrá mucho que sufrir.
5. Después de una suprema hecatombe de raíz ideológica y de proporción universal, vendrá el Reino de María
Quebrada así, a lo largo de toda una cadena de
calamidades, la dura cerviz de la humanidad contemporánea, habrá una gran
conversión de almas. Esa conversión será específicamente una victoria del
Corazón Purísimo de la Madre de Dios: «Por fin mi Inmaculado Corazón
triunfará... » Será el reinado de María sobre los hombres.
6. La meditación de los tormentos eternos es eficaz y adecuada para los hombres de este siglo
Con la intención de incitar más eficazmente a la
humanidad a acoger ese mensaje, Nuestra Señora hizo ver a sus tres confidentes
las almas condenadas al infierno; cuadro trágico descrito por ellos de modo
admirable, y apropiado para reconducir a la virtud a los pecadores endurecidos.
Esa visión lúgubre muestra bien como se equivocan profundamente quienes afirman
que es inadecuada para los hombres de este siglo la meditación sobre los
tormentos eternos.
7. Pruebas de la autenticidad del Mensaje de Fátima
Con el fin de probar la realidad de las apariciones, y
por lo tanto la autenticidad del mensaje, la Virgen dispuso tres tipos de
acontecimientos:
a) La afluencia de una gran número de espectadores en
el momento en que Ella hablaba a los videntes.
Aunque sólo ellos fuesen los destinatarios inmediatos
del mensaje, los circunstantes, haciendo uso de la penetración psicológica
común, podían cerciorarse de que los tres niños no mentían ni eran objeto de
una
b) El prodigio de las transformaciones cromáticas y de
los movimientos del sol. Ese prodigio se hizo ver en una zona mucho mayor que
el lugar de las apariciones, a punto de no poder ser explicado por un fenómeno
de sugestión colectiva (sumamente difícil de ocurrir, dicho sea de paso,
con las 50 a 70 mil personas que se hallaban en Cova da Iría)
c) Se confirmó la profecía de que poco después de las
apariciones de Fátima la Primera Guerra Mundial acabaría; como se confirmó
también la profecía de que, no enmendándose la humanidad, otra guerra mundial
estallaría. La luz extraordinaria que iluminó los cielos de Europa antes de la
segunda conflagración fue un hecho observado en varios países y universalmente
conocido. La Señora había prevenido a los videntes de que esa sería la señal
del castigo inminente. Y el castigo vino enseguida.
d) La previsión del castigo supremo, que es la difusión
del comunismo, comenzó a realizarse poco después de las apariciones. Es
importante notar que la Santísima Virgen anunció que Rusia esparciría sus
errores por el mundo. Pero cuando esa profecía fue hecha —13 de julio de 1917—,
la expresión era más o menos ininteligible.
En efecto, el zarismo apenas acababa de caer, siendo
substituido por el régimen burgués de Kerensky, y no se podía saber cuáles
serían esos errores rusos, pues es evidente que no se trataba de la difusión de
la religión greco-cismática, momificada y privada de toda fuerza de expansión.
De este modo, la ascensión de los marxistas al poder en la infeliz Rusia, en el
mes de noviembre de 1917, fue, sin duda alguna, el elocuente comienzo de la
confirmación de la profecía.
Enseguida, el Partido Comunista ruso inició la
propagación mundial de sus errores, lo que acentuó todavía más la coincidencia
entre lo que la Virgen había anunciado y el curso de los acontecimientos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la expansión
comunista se acentuó mucho más aún, porque numerosas naciones, subyugadas
mediante el fraude y la fuerza, cayeron bajo el dominio soviético. Rusia se
convirtió así en un peligro mundial.
Las dos familias de almas del mundo contemporáneo
El recuerdo de la devastación causada
por la Segunda Guerra Mundial atormenta
al hombre moderno ante la perspectiva
de un tercer conflicto universal
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Ante estas afirmaciones de grandeza apocalíptica cabe
hacer una observación. El mundo de hoy se va dividiendo cada vez más en dos
familias de almas. Una de ellas considera que la humanidad es presa de una
cadena de errores y de iniquidades que comenzaron en la esfera religiosa y
cultural con el humanismo, el Renacimiento y la Pseudo-Reforma protestante.
Dichos errores se agravaron con el iluminismo y el racionalismo, y culminaron
en la esfera política con la Revolución Francesa. Del terreno político pasaron
al campo social y económico, en el siglo XIX, con el socialismo utópico y con
el socialismo llamado científico. Con el advenimiento del comunismo en Rusia
comenzó a verificarse la transposición, incipiente pero maciza de todo ese
montón de errores al orden concreto de los hechos, naciendo de ahí el imperio
comunista, moloch que iba desde el corazón de Alemania hasta Vietnam. Al mismo
tiempo, sobre todo a partir de la Primera Guerra Mundial, la moralidad comenzó
a declinar con rapidez espantosa en Occidente, preparándolo para la
capitulación ante la más audaz expresión doctrinal e institucional de la
amoralidad, que es el comunismo (ya sea bajo la forma de capitalismo de Estado
—hoy aparentemente en vías de extinción— ya sea bajo la nueva y ladina versión
autogestionaria).
Para las incontables almas de todos los estados y
condiciones de vida y naciones, que comparten este modo de pensar, el mensaje
de Fátima es de lo más coherente que hay con la doctrina católica y con la
realidad de los hechos.
Existe también otra familia de almas, para la cual los
problemas del mundo contemporáneo tienen poca o ninguna relación con la
inmoralidad y la impiedad (considerada como un desvío culpable de la
inteligencia). Nacen ellos exclusivamente de equívocos involuntarios que una
buena difusión doctrinal y un conocimiento objetivo de la realidad pueden
disipar. Esos equívocos resultan, además, de carencias económicas; son hijos
del hambre, que desaparecerán cuando en el mundo no haya más hambre, y no antes
que eso.
Con el auxilio de la ciencia y de la técnica, la crisis
de la humanidad se resolverá. Más aún, no teniendo el factor culpa como fondo
de cuadro de las catástrofes y de los peligros en medio de los cuales nos
debatimos, la noción de un castigo universal se vuelve incomprensible. Tanto
más cuanto que para esta familia de al mas el comunismo no es intrínsecamente
malo, y con él son posibles acomodaciones que eviten persecuciones incómodas.
Por amor a la brevedad, esta descripción de las dos
familias de almas esquematiza un tanto el panorama. Entre una y otra hay muchas
gamas. No es nuestra intención retratarlas aquí. Las corrientes intermedias
tendrán mayor o menor facilidad para comprender el mensaje de Fátima, según
estén más próximas a un polo o al otro. Fátima es pues, en ese sentido, un
verdadero divisor de aguas para las mentalidades contemporáneas.
De todas formas, con excepción de la parte mantenida
aún en secreto, los pedidos, las amonestaciones y las profecías de Cova da Iría
(todos con mero carácter de revelaciones particulares, es verdad ...) están
lanzados y se van confirmando ampliamente. A los escépticos les decimos: Qui
vivra verra... (Quien viva lo verá ...).
No se ha correspondido al Mensaje de Fátima
¿Se cumplirán los acontecimientos previstos en Fátima
que aún no se han realizado? Eso es lo que la humanidad contemporánea se
pregunta. En principio no hay cómo dudar de ello, pues una parte de las
profecías ya se ha realizado con impresionante precisión, lo que prueba su
carácter sobrenatural. Y, probado ese carácter, no se puede poner en duda que
el mensaje celestial se cumpla hasta el fin.
Pero, alguien podría objetar que las profecías del 13
de julio de 1917 tienen un cariz condicional. Ellas se realizarán en el caso de
que el Papa y los Obispos (en unión con él) no hagan la consagración de Rusia y
del mundo al Inmaculado Corazón de María.
En Cova da Iría Nuestra Señora formuló dos condiciones,
ambas indispensables para que se aparten los castigos con los que Ella nos
amenazó.
Una de esas condiciones era la consagración. Digamos
que haya sido realizada según el pedido de la Santísima Virgen. Falta la
segunda condición: la divulgación de la práctica de la comunión reparadora de
los cinco primeros sábados. Nos parece evidente que esa devoción no se ha
propagado hasta hoy por todo el orbe católico en la medida deseada por la Madre
de Dios.
Y hay aún otra condición, implícita en el mensaje, pero
también indispensable: es la victoria del mundo sobre las mil formas de
impiedad y de impureza que lo vienen dominando. Todo indica que esa victoria no
ha sido alcanzada y que, por el contrario, nos acercamos cada vez más al
paroxismo en esa materia. Así, un cambio de rumbo de la humanidad se va
haciendo cada vez más improbable; y a medida que caminamos hacia ese paroxismo,
más probables se hacen los castigos...
Fotografía de los tres pastorcitos poco
después de la visión del infierno
|
Cabe hacer aquí una observación. Y es que, de no verse
las cosas así, el mensaje de Fátima sería absurdo. Pues si Nuestra Señora
afirmó en 1917 que los pecados del mundo habían llegado a un tal grado que
clamaban por el castigo de Dios, no parece lógico creer en el presente que ese
castigo no venga, después que esos pecados han continuado creciendo desde 1917
hasta nuestros días y el mundo se ha rehusado, obstinadamente y hasta el fin, a
hacer caso a lo que fue dicho en Fátima. Sería lo mismo que si Nínive no
hubiese hecho penitencia y a pesar de eso las amenazas del profeta no se
hubiesen realizado.
Más aún, la misma consagración pedida por Nuestra
Señora no tendrá el efecto de apartar el castigo, si el género humano sigue
aferrándose cada vez más a la impiedad y al pecado, pues mientras eso sea así,
la consagración estaría como que incompleta y desprovista de contenido real.
En resumen, puesto que no se operó en el mundo la
inmensa transformación espiritual pedida en Cova da Iría, vamos caminando cada
vez más hacia el abismo. Y, a medida que caminamos, esa transformación se va
haciendo más improbable.
Los resplandores sacrales de la aurora del Reino de María
Al concluir estas reflexiones, conviene que nuestro
espíritu se detenga en la consideración de las últimas perspectivas del mensaje
de Fátima. Más allá de la tristeza y de los castigos sumamente probables hacia
los cuales caminamos, nos esperan los resplandores sacrales de la aurora del
Reino de María: Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. Es la perspectiva
grandiosa de la victoria universal del corazón regio y materno de la Santísima
Virgen. Es una promesa tranquilizante, atrayente y, sobre todo, majestuosa y
entusiasta.
Para evitar el castigo en la escasa medida en que es
evitable; para obtener la conversión de los hombres en la modesta medida en
que, según la economía común de la gracia, ella es aún obtenible antes del
castigo; para apresurar cuanto sea posible la aurora bendita del Reino de
María; y para ayudamos a caminar en medio de las hecatombes que tan gravemente
nos amenazan, ¿qué podemos hacer?.Nuestra Señora nos, lo indica: que nos
enfervoricemos en la devoción a Ella, en la oración y en la penitencia.
Para estimulamos a rezar, en la última aparición
Nuestra Señora se revistió sucesivamente de los atributos propios de las
advocaciones de Reina del Santo Rosario, de Madre Dolorosa y de Nuestra Señora
del Carmen, indicándonos cuán grato le es ser conocida, amada y venerada así.
Igualmente, la Virgen de Fátima insistió de modo muy
especial en la devoción a su Inmaculado Corazón. Ella se refirió siete veces a
su Corazón en sus mensajes (y Nuestro Señor, nueve).
Así, el valor teológico de la devoción al Inmaculado
Corazón de María, por lo demás ya tan comprobado, encuentra en Fátima una
impresionante corroboración. Por otro lado, la insistencia de la Santísima
Virgen prueba hasta la saciedad que esa devoción es eminentísimamente oportuna.
Por lo tanto, quien toma en serio las revelaciones de
Fátima debe hacer de la devoción al Corazón Purísimo de María uno de los más
altos objetivos de la verdadera piedad
* Extraído de Catolicismo, nº 197,
mayo de 1967.
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