SAN PEDRO DE ALCANTARA, CONFESOR
"¡BIENAVENTURADA PENITENCIA!"
Vice-patrono de la Basílica del Pilar de Buenos Aires, talla atribuida al escultor Alonso Cano |
PENITENCIA DE SAN PEDRO
" . . . Y éste era el mayor trabajo de penitencia
que había tenido en los principios de vencer el sueño, y para esto estaba
siempre u de rodillas u en pie. Lo que dormía era sentado, y la cabeza arrimada
a un maderillo que tenía hincado en la pared. Echado, aunque quisiera, no
podía, porque su celda, como se sabe, no era más larga de cuatro pies y medio.
En todos estos años jamás se puso la capilla, por grandes soles y aguas que
hiciese, ni cosa en los pies, ni vestida, sino un hábito de sayal, sin ninguna
otra cosa sobre las carnes, y éste tan angosto como se podía sufrir, y un
mantillo de lo mesmo encima. Decíame que en los grandes fríos se le quitaba, y
dejaba la puerta y ventanilla abierta de la celda para, con ponerse después el
manto y cerrar la puerta, contentaba al cuerpo para que sosegase con más
abrigo. Comer a tercero día era muy ordinario. Y díjome que de qué me
espantaba, que muy posible era a quien se acostumbraba a ello... Su pobreza era
extrema y mortificación en la mocedad, que me dijo que le había acaecido estar
tres años en una casa de su Orden y no conocer fraile, si no era por la habla;
porque no alzaba los ojos jamás, y ansí a las partes que de necesidad había de
ir, no sabía, sino íbase tras los frailes. Esto le acaecía por los caminos. A
mujeres jamás miraba; esto muchos años. Decíame que ya no se le daba más ver
que no ver; mas era muy viejo cuando le vine a conocer, y tan extrema su
flaqueza, que no parecía sino hecho de raíces de árboles". "Entre
otras cosas, me certificaron había traído veinte años cilicio de hoja de lata continuo".
"Si NO HICIEREIS PENITENCIA..."
Santa Teresa de Jesús y San Pedro de Alcántara |
Y, a pesar de todo, el Evangelio, que es eterno, que
contiene consejos siempre oportunos, nos dice una y más veces: "¡Si no
hiciereis penitencia, todos pereceréis!" Nuestra Señora, haciendo coro a
su divino Hijo, ha querido repetir en todos sus mensajes al mundo,
especialmente desde hace cosa de un siglo, las mismas palabras: "¡Penitencia!
¡Penitencia! ¡Penitencia!"
LA PENITENCIA QUE SE NOS EXIGE
Bernardeta en Lourdes y los afortunados videntes de
Fátima después, transmitieron el mensaje celestial, y estos últimos le
explicaron también recientemente. No deja de tener interés el conocer con
exactitud lo que espera el Señor de nosotros" para perdonarnos y para
alejar del mundo los "castigos bien merecidos por los pecados tan graves y
tan numerosos: "Dios, misericordioso, desea ardientemente la vuelta a la
paz; pero está apenado de ver tan pocas almas en estado de gracia y dispuestas
a renunciar a todo lo que El exige y a guardar su ley. Y, precisamente? lo que
Dios nos pide ahora es penitencia; éste es el sacrificio que cada cual debe
imponerse para vivir una vida justa de acuerdo con su ley.
"No quiere de nosotros otra mortificación sino que
cumplamos simple y honradamente nuestras obligaciones de cada día y que
suframos con paciencia los trabajos y tribulaciones. Quiere que se enseñe
claramente a las almas esta vía; porque son muchos los que se imaginan que la
penitencia consiste en "grandes austeridades" y, no teniendo fuerzas
ni valentía para hacerlas, se desalientan y se arrastran en una vida de
indiferencia y de pecado.
" . . . Dice Nuestro Señor: El sacrificio que a
todos se exige, consiste para cada uno en el cumplimiento de sus propias
obligaciones y en la observancia de mi ley; ésa es la penitencia que ahora
quiero."
Practicar esta penitencia será, pues, para nosotros, el
medio de imitar a los santos, aun a los más austeros, y podemos y debemos tener
la firme convicción de que así responderemos a los deseos de Cristo y de su
Santa Madre sobre cada uno de nosotros.
VIDA
Pedro Garavito nació en 1499 en Alcántara, España. A
los 16 años, entró en la Orden de los Frailes Menores y, una vez terminados sus
estudios, le encargaron la predicación. Con su celo, que le consumía, logró
convertir a muchos pecadores. Pero, además, quería restaurar en su Orden el
primitivo fervor. Consiguió para ello el permiso de la Santa Sede y fundó el
convento de Pedroso, al cual siguieron otras muchas fundaciones en España y en
las Indias. Era de una extrema austeridad, más por eso se vió regalado con
altísima contemplación, y Dios reveló a Santa Teresa que despacharía
favorablemente toda petición que se le hiciese en nombre de Pedro de Alcántara.
Gozó también del don de profecía y discernimiento de espíritus. Murió el 18 de
octubre de 1562, confortado con la aparición del Señor, de Nuestra Señora y de
los Santos. El Papa Gregorio XV le declaró Beato el 18 de abril de 1622, y Clemente
IX le canonizó el 4 de mayo de 1669.
LA RECOMPENSA
"Hela aquí acabada esta aspereza de vida con tan
gran gloria". ¡Cuán dulces fueron las últimas palabras que tus labios
moribundos pronunciaron: Me he alegrado de lo que se me ha dicho: Iremos a la
casa del Señor!. No había llegado aún la hora de la recompensa para el cuerpo,
al que habías determinado negar en esta vida todo descanso, reservándoselo para
la otra; pero el resplandor y los aromas de ultratumba en los que el alma le
envolvía al despedirle, ya nos declaraban a todos que el contrato que fielmente
se cumplió en su primera parte, lo sería en la segunda también. Por el
contrario, el cuerpo del pecador, destinado a horribles tormentos por causa de
unos vanos deleites, rugirá eternamente contra el alma que le llevó a la
perdición; tus miembros, una vez que entren en la felicidad del alma ya dichosa
para completar su gloria con los propios resplandores, proclamarán a lo largo
de los siglos eternos cómo tu aparente aspereza de un instante fué para
ellos sabiduría y amor.
LA LUCHA
Y ¿acaso tendremos que esperar al día de la
resurrección para reconocer, desde este mundo, que escogiste sin duda ninguna
la mejor parte? ¿Quién se atrevería a comparar, los placeres prohibidos, pero
ni siquiera los goces que puede uno permitirse en el mundo, con, los santos
placeres que la divina contemplación reserva ya desde esta vida a todo el que
se pone en condiciones de gustarlos? Si se dan en premio a la mortificación de
la carne, señal es de que en este mundo la carne y el espíritu sostienen una
lucha; pero la lucha para un alma generosa tiene sus atractivos, y aun la
carne, a la que ella glorifica, por ella también se ve libre de mil peligros.
PLEGARIA POR LA IGLESIA Y EL ESTADO RELIGIOSO
Consigúenos tú la saciedad del cielo que nos aparte de
los placeres de la tierra, pues, según la palabra del Señor, no te invocaremos
en vano si te dignas tú mismo presentarle nuestros ruegos.
Es la petición que en tu nombre y con la Iglesia
dirigimos a Dios, que hizo admirable tu penitencia y sublime tu contemplación.
La gran familia de los Frailes Menores guarda con cariño el tesoro de tus
ejemplos y de tus enseñanzas; para honra de tu Padre San Francisco y bien de la
Iglesia, mantenía en el amor de sus austeras tradiciones. Continúa tu ayuda
preciosa al Carmelo de Teresa de Jesús; y en las pruebas de nuestros días,
extiéndela a todo el estado religioso.
Fuente: Año Litúrgico de Dom Próspero Guéranguer
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