sábado, 24 de mayo de 2025

S A N T O R A L

MARIA AUXILIADORA

Plinio Corrêa de Oliveira

No debemos asustarnos cuando el auxilio de la Santísima Virgen tarda. Es una verdadera gracia que Ella se digne establecer con algunos, relaciones de atender pequeños pedidos, casi se podría decir de pequeñas intenciones, de pequeños cariños maternos, y que esto debe ser reputado como muy precioso.
Pero, por otro lado, es también preciso ver que la Virgen, que nos atiende, a veces demora en hacerlo. Y demora exactamente en las grandes gracias que desea que le sean muy pedidas. En general, en toda la vida de una persona muy devota de la Santísima Virgen, así como existen las gracias que son obtenidas en seguida, existen también unas dos, o tres, o cuatro, o cinco que Ella concede demorando enormemente. Y esto ocurre con las almas que Ella más ama, para las cuales – dentro de un rosario de gracias fácilmente concedidas – Ella coloca algunas muy difíciles. Y en general son gracias de carácter espiritual. A veces, es una gracia de carácter temporal cuya demora tendrá un sentido espiritual, pero en general son gracias de carácter espiritual. 

Hay, pues, ciertos retardos de la providencia de la Virgen en cuanto Auxilio de los Cristianos, en que Ella da más tardando que si atendiese en seguida. Y eso en parte porque la Santísima Virgen, si atendiese todos nuestros pedidos inmediatamente, la Tierra se transformaría en un paraíso y los sufrimientos desaparecerían…
Ahora, una de las gracias más grandes que la Virgen nos da son las cruces, son los sufrimientos.
Oración a María Auxiliadora
¡Oh María Virgen poderosa! Tú, la grande e ilustre defensora de la Iglesia; Tú, Auxiliadora del pueblo cristiano; Tú, terrible como un ejército en orden de batalla; Tú, que sola destruyes los errores del mundo, defiéndenos en nuestras angustias, auxílianos en nuestras luchas, socórrenos en nuestras necesidades, y en la hora de la muerte, recíbenos en el eterno gozo. Amén - 
San Juan Bosco

Y muchas veces Ella tarda para que nosotros suframos, para darnos la gracia del mérito del sufrimiento.
Es preciso también agregar que algunas veces Ella tarda, para probar nuestra Fe, para que desarrollemos la Fe y la Confianza. Y solamente después nos obtiene esas gracias de modo supereminente.
De manera que si existe algún alma para quien esté demorando mucho recibir una gracia, no debe considerar esto como una negativa de la Santísima Virgen, sino como una promesa de que, si pedir mucho, eso le será dado con una abundancia extraordinaria.
Y en el día de María Auxiliadora, que, en cuanto Auxiliadora es dadivosa, es distribuidora de gracias, debemos, entonces, pedirle que – así como Ella tiene pena de las almas del Purgatorio y abrevia sus tormentos – en la medida en que convenga a nuestra alma, condescienda en abreviar también esas grandes demoras, y que nos obtenga aquello que queremos, sobre todo para nuestra vida espiritual.
En general, toda vida espiritual tiene alguna gracia que está precisando recibir y que queda un poco “encallada” por una razón o por otra. A veces, hay vidas espirituales que están todas “encalladas”.
Vamos a pedir, entonces a la Santísima Virgen una gracia para ‘desencallar” en la vida espiritual.
Hay ciertas almas que tienen todo el ímpetu para, “despegando”, volar. Pero falta despegar. Y ese “despegar” es una gracia que es preciso ser obtenida. Vamos a pedir a la Virgen que nos dé un “despegar”, en Su fiesta bajo la invocación de Auxilio de los Cristianos.


MARÍA AUXILIADORA

fuente: Año Litúrgico de Dom Próspero Guéranguer

MARÍA EN EL TIEMPO PASCUAL

Tiempo Pascual: periodo del año litúrgico comprendido
por los cincuenta días entre el Domingo de Pascua de la
Resurrección de Jesús y el Domingo de Pentecostés, la Virgen
 se viste  de 
color blanco para celebrar este tiempo de gloria 
Desde que entramos en las alegrías del tiempo pascual, el cielo litúrgico nos ha presentado diariamente nuevos nombres y nuevas glorias que honrar, nombres y glorias refulgentes con los resplandores del sol de Pascua. Sin embargo de eso, ninguna fiesta consagrada a María ha alegrado todavía nuestros corazones recordándonos algunos de los misterios o grandezas de esta augusta reina. Parece que la Iglesia quiere honrar con silencio respetuoso los cuarenta días en los que María, después de tantas angustias, descansa con la posesión de su hijo resucitado. Al meditar el misterio pascual en el curso de este período debemos procurar no aislar nunca al Hijo de la Madre y así estaremos en la verdad. Jesús durante estos cuarenta días se manifiesta con frecuencia en sus discípulos débiles y pecadores ¿puede separarse un instante de la Madre en vísperas de la nueva y última prueba que debe sufrir al abrirse las puertas del cielo para recibir a su Hijo? A menudo Jesús se le aparece y la hace objeto de su ternura filial, pero en el intervalo de estas visitas no la abandona; no sólo su recuerdo sino que su misma presencia permanece en el alma de María con todo el encanto de una íntima e inefable posesión. ¡Ninguna fiesta hubiera podido expresar tal misterio! Con todo eso, el Espíritu Santo que sigue los sentimientos de la Iglesia, ha hecho nacer en los corazones de los fieles la idea de tributar homenajes especiales a María, durante el mes de mayo, en que transcurre el tiempo Pascual. No hay duda que favorables circunstancias han ayudado a la piedad a concebir la hermosa idea de consagrar el mes de mayo a María, pero si tenemos en cuenta la influencia celestial y misteriosa que guía todo en la Iglesia, comprenderemos que existe en el fondo de esta determinación, una intención divina de unir a las alegrías maternales de que está repleto en estos días el corazón inmaculado de María, la alegría de que gozan los corazones de sus hijos terrenos, durante todos los días de este mes consagrado a celebrar sus grandezas y misericordias.

LA FIESTA DE ESTE DÍA

Hoy se celebra una fiesta en honor de María, fiesta que no está inscrita en el calendario universal de la Iglesia, pero que está tan extendida con el consentimiento de la Santa Sede, que el presente Año Litúrgico quedaría como incompleto si no la hubiéramos concedido un sitio. Su finalidad es honrar a la Madre de Dios con el título de Socorro de los Cristianos; nombre por lo demás muy merecido por los incesantes favores que esta todopoderosa Auxiliadora ha prodigado a la cristiandad. Desde que el Espíritu Santo descendió sobre María en el Cenáculo para que comenzara a ejercer en la Iglesia militante su poder de Reina, hasta las últimas horas de la duración de este mundo, ¿quién será capaz de contar todas las veces que ejerció y ejercerá su influjo bienhechor en la herencia de su Hijo?Se elevaron las herejías unas tras otras, sostenidas por el lazo de los poderosos de la tierra pareciendo que iban a devorar la raza de los fieles; pero cayeron sucesivamente unas y otras aniquiladas por completo y la Iglesia nos enseña que, gracias al fuerte apoyo de María, ha salido siempre triunfante en esas ocasiones. Si, a veces, el progreso de la Iglesia ha sufrido obstáculos por escándalos inauditos o por tiranías indecibles, el brazo siempre armado de nuestra invicta Reina ha abierto el camino y la Esposa del Redentor ha ido libre y arrogante dejando tras sí sus grillos quebrados y sus enemigos vencidos. Al considerar tales maravillas el gran San Pío V después de la victoria de Lepanto, en que nuestra augusta triunfadora aniquiló para siempre el poder naval de los turcos, juzgó que era el momento propicio de poner en las Letanías de la Santísima Virgen, al fin de otros títulos con que la Iglesia la saluda, el de Auxilio de los cristianos, AUXILIUM CHRISTIANORUM.

REGRESO DE PÍO VII A ROMA

Estaba reservado a Pío VII ensalzar más este hermoso título y hacer objeto de una fiesta conmemorativa de todos los auxilios que María se ha dignado conceder a la cristiandad en todas las épocas. No pudo ser escogido mejor. El 24 de mayo de 1814 entró en Roma aclamado por todo el pueblo. Viene después de un cautiverio de cinco años en los que el gobierno de la Iglesia estuvo enteramente suspendido. Las potencias coaligadas contra su opresor no tuvieron el honor de quebrar sus hierros, aquél mismo que le tenía alejado de Roma le dejó en libertad de volver en los últimos meses del año precedente. Mas el Pontífice prefirió escoger su tiempo y hasta el 25 de enero no abandonó Fontamebleau. Roma en la que va a volver a entrar había sido unida al imperio francés cinco años antes por un decreto en que se leía el nombre de Carlomagno; ella, la ciudad de San Pédro, se vió convertida en capital de provincia presidida por un gobernador y como para borrar para siempre el recuerdo de la que fué la ciudad de los Papas, su nombre fue dado en título al presunto heredero de la corona imperial de Francia. ¡Dichoso aquél 24 de mayo que brilló con la vuelta triunfal del Pontífice como Pastor y Soberano de esta sagrada ciudad, de la que había sido sacado de noche por los soldados! En su camino se encontró con los ejércitos y Europa reconoció sus derechos. Este es superior en antigüedad y dignidad al de todos los reyes; y todos sin distinción de herejes, cismáticos y católicos lo reconocerán claramente. Todo esto no nos revela por completo el alcance del prodigio que la todopoderosa Auxiliadora se dignó obrar. Para comprenderlo tal cual es, es necesario tener en cuenta que el testigo de esta maravilla es el siglo XIX; y tiene lugar en aquellos años durante los cuales sufría aún el yugo destructor del volterianismo, en los que aun vivían por doquier los culpables y cómplices de todos crímenes e impiedades que fueron como el coronamiento del siglo XVIII. Todo se oponía a un resultado tan feliz e inesperado; la conciencia católica aún no se había despertado como ocurrió algún tiempo después; la intervención del cielo iba a manifestarse directamente; y para manifestarlo ante la cristiandad, Roma consagró en honor de María, Auxilio de los Cristianos, el día 24 de mayo de todos los años.

RESTAURACIÓN DEL TRONO PONTIFICIO

Tratemos de comprender ahora el pensamiento divino en la doble restauración que Cristo efectuó por mediación de su augusta madre. Pío VII que había sido arrebatado de Roma y destronado vuelve a Roma como Papa y como Soberano temporal. En las fiestas de la Cátedra de San Pedro en Roma y en Antioquía vimos que según la doctrina de la Iglesia la transmisión de los derechos conferidos por Cristo a San Pedro va aneja a la dignidad de Obispo de Roma. Por consiguiente el residir en la ciudad de Roma constituye un derecho al mismo tiempo que un deber del sucesor de San Pedro, salvo el caso en que juzgara en su prudencia de ver abandonarla durante algún tiempo. Se opone, pues, a la divina voluntad el que, por medio de la fuerza, retiene al Sumo Pontífice fuera de Roma o le impide residir en ella; el pastor debe habitar en medio de su rebaño; y siendo la Iglesia de Roma la elegida por por Cristo entre todas las iglesias del mundo, éstas tienen derecho a encontrar en Roma, destinada a tanto honor desde el principio, a quien es al mismo tiempo doctor infalible de la fe y principio de todo poder espiritual. El primer, beneficio, pues, que debemos a María en este día es haber restituido el Esposo a la Esposa y haber vuelto a sus circunstancias normales el supremo gobierno de la Santa Iglesia.
El segundo, haber otorgado otra vez al Papa la posesión del poder temporal que constituye la garantía más firme de su independencia en el ejercicio del poder espiritual. La historia nos cuenta hechos lamentables que, de una vez para siempre, demostraron los peligros propios de aquella situación en la que el Papa está subordinado a un soberano, y la experiencia del pasado nos enseña que si la ciudad de Roma no está bajo el poder del Papa la cristiandad podría echarle en cara no haber sabido velar siempre por la libertad o dignidad de la Iglesia en la elección del Sumo Pontífice. La divina providencia ha provisto a la necesidad del inmenso rebaño de Cristo, preparando de antemano los fundamentos del poder temporal del Papado sobre Rompí y su territorio antes que la espada de los Francos interviniese para vengar, reconstruir y aumentar esta preciosa propiedad que es un bien para la cristiandad. Cualquiera que se atreva a invadirla, causa la más sensible herida a la libertad de toda la Iglesia y hace un mes oímos que el gran doctor San Anselmo nos enseñaba: "Nada ama Dios tanto en este mundo como la libertad de su Iglesia." Por eso siempre la ha defendido.

LA SOBERANÍA PONTIFICIA

La soberanía pontificia sobre Roma y sobre el territorio ofrecido a la Iglesia tiene su razón de ser en las necesidades del orden sobrenatural. Por consiguiente, esta soberanía supera en dignidad a todas las demás, y estando consagrada al servicio de Dios en la tierra, debe colocarse entre las cosas sagradas. Cualquiera que se atreva a invadirla no sólo es un ladrón sino un sacrílego; y los anatemas de la Iglesia caen sobre él con todo su rigor. Toda la historia es testigo de cuán lamentable ha sido la suerte de aquellos soberanos que habiendo despreciado el anatema, no se preocuparon de dar satisfacción a la Iglesia y se ha atrevido a enfrentarse con la justicia de quien ha concedido a Pedro el poder de atar y desatar.
Por último, siendo la autoridad el fundamento de todas las sociedades humanas, y siendo tan importante el conservarla para el mantenimiento del orden y de la justicia, debe ser respetada sobre todo en quien es su más alta expresión en la tierra; esto es, en el romano Pontífice cuyos derechos temporales son antiquísimos por lo que hoy día puede comprobarse, y en quien el supremo poder espiritual eleva aún más su dignidad real. Cualquiera que ataque o destruya la soberanía temporal del Papa, ataca y destruye por lo mismo toda soberanía, porque ninguna puede parangonarse con ella, ni pretender mantenerse si ella sucumbe.
Gloria, pues, sea dada a María en el día 24 de mayo, dedicado a reconocer el doble favor que realizó extendiendo el poder de su brazo, para dar a un mismo tiempo el bienestar a la Iglesia y a la sociedad. Unámonos a las vivas aclamaciones de los romanos haciendo que resuenen en idéntico entusiasmo el Aleluya de la Pascua y el Hosanna al vicario de Dios, Padre de la Patria. El recuerdo de San Pedro fuera de prisión y puesto en libertad se cernía sobre esta multitud loca de amor para con el Papa a quien tantas pruebas le habían hecho más augusto. Su carroza marchaba por la Vía Flaminia; los ciudadanos ebrios de alegría, la desunieron y la condujeron a la basílica Vaticana donde el Pontífice se había dado prisa a ir para deshacerse en acción de gracias sobre la tumba del Príncipe de los Apóstoles.

MARÍA Y LA CONVERSIÓN DE NAPOLEÓN

Pero no demos fin a este día sin haber celebrado la misericordiosa intervención de nuestra poderosa Auxiliadora. Si algunas veces se muestra airada en la protección de su pueblo, su corazón no puede menos de sentir piedad para con los vencidos; también para con ellos cuando están humillados sabe mostrarse compasiva. Testigo es el gran conquistador de quien ella triunfó el 24 de mayo y a quien su bondad se apresuró a convertir haciéndole volver a la fe de sus padres. Un día Pío VII recibió un mensaje desde Santa Elena. El emperador destronado, a quien había ungido con el sagrado óleo en Notre Dame, y que después había tenido la desgracia de atraerse los rayos espirituales, cuyo empleo gobierna el mismo Dios, pedía al Pontífice, al único rey de Roma, la gracia de no vivir privado durante más tiempo de los Misterios, que sólo el sacerdocio católico está autorizado por el cielo para administrarlos. Era la segunda victoria de María.
Pío VII, cuyo nombre pronunciaba enternecido el emperador en los días de su destierro, y que llamaba "cordero'", Pío VII que, a los ojos de toda Europa, había recogido en Roma a los miembros de esta familia que había sido destronada al mismo tiempo que tantos tronos, se apresuró a satisfacer el deseo de su antiguo adversario; y pronto el sacrificio reconciliador del cielo y de la tierra, fué ofrecido en presencia del vencido, en esta isla inglesa y protestante. María proseguía su conquista. Pero la divina justicia, antes de perdonar, quería que la expiación fuera completa y solemne. El que, al levantar los altares de Francia, fué el instrumento de la salvación de tantos millares de almas, no debía perecer; pero, pues, se había atrevido a tener cautivo al Pontífice supremo en el castillo de Fontainebleau, en este mismo castillo, y no en otro, era necesario que se verificase el acto de su abdicación. Durante cinco años había tenido consigo sufriendo al Vicario de Dios; cinco años tuvo que soportar una cautividad penosa y humillante. Cumplida la ley del talión, el cielo dejó a María el cuidado de terminar la conquista. Reconciliado con la Iglesia su madre, fortalecido con los divinos sacramentos que purifican a toda alma y la preparan para la eternidad, Napoleón entregó la suya a Dios, el cinco de mayo, mes consagrado a María. "Dios es piadoso y misericordioso, pius et misericors", dice la Sabiduría en el Eclesiástico. María también es piadosa y misericordiosa; por eso la saludamos en este día con el bello título de Auxiliadora. Ya se trate de la salud de toda la Iglesia, ya de la salud de algún alma en particular, María es y será siempre el Auxilio de los Cristianos. Dios lo ha querido así y nosotros penetramos sus intenciones cuando profesamos una confianza ilimitada en los brazos de tan poderosa reina y en corazón de tan tierna madre. - El título de Auxilio de los Cristianos fué otorgado a María por San Pío V en reconocimiento de la victoria de Lepanto. La fiesta de María Auxiliadora fué instituida por Pió VII en acción de gracias por su vuelta a Roma, después de un cautiverio de cinco años, y después de su segundo retorno del destierro después de la invasión de sus Estados durante los 100 días en 1815.

ORACIÓN POR ROMA

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... POR LA IGLESIA


Pero Roma no es el único lugar de la tierra que implora tu poderoso socorro. En todas las partes, la Viña de tu Hijo está expuesta a las acometidas del j abalí1. El mal, el error, la seducción se extienden por todo el mundo; no hay ningún lugar de la tierra en el que la Iglesia no esté y su libertad violada o amenazada. Las sociedades, apartadas de la tradición cristiana en sus leyes y costumbres son impotentes y continuamente se precipitan al abismo. ¡Oh Auxiliadora nuestra!, socorre al mundo en tan gran peligro. Tú que eres poderosa no dejes perecer la raza rescatada por Jesús y que desde lo alto de la cruz te ha encomendado.

... POR TODOS

Oh María, Auxilio de los cristianos, eres la esperanza de nuestras almas; y nuestras almas están amenazadas por el mismo enemigo que acomete a las sociedades humanas. Tú, oh María, has obtenido brillantes triunfos para la salvación de tus hijos; te suplicamos no dejes de socorrer a los pobres pecadores, los hechos prueban que eres tú a quien, de un modo especial, Jesús tenía presente, cuando queriendo llenar de convidados la sala del festín eterno, dice a los servidores de su amor: "Forzarlos a entrar'".
Nuestras necesidades nos obligan a elevar nuestras voces suplicantes a ti, oh Señora Nuestra Auxiliadora; no olvidamos los deberes particulares que son debidos en estos días en que la Santa Iglesia celebra las inefables relaciones que tienes con tu Hijo resucitado. ¡Con qué placer se une al gozo que ha sustituido en tu alma a los sufrimientos del Calvario y del Sepulcro! A la madre consolada y triunfante con su Hijo ofrecemos, con las flores de primavera el homenaje anual de nuestras alabanzas en todo el transcurso del mes, cuyas gracias y esplendor se armonizan tan bien con tu inmortal belleza. Por otra parte, conserva nuestras almas en el fulgor que han adquirido en la Pascua al contacto con Jesús resucitado y dígnate prepararnos a recibir dignamente los dones del Espíritu Santo que no tardará en llegar, resplandeciente de los fuegos de Pentecostés, para sellar en nosotros con su venida la obra de la regeneración pascual.

Tomo III pag. 870 y siguientes Año Litúrgico de Dom Próspero Guéranguer


viernes, 23 de mayo de 2025

S A N T O R A L


Santos Lucio, Montano, Julián, Victórico, Víctor y Donaciano, mártires

Martirologio Romano: En Cartago, en la actual Túnez, santos, Lucio, Montano, Julián, Victórico, Víctor y Donaciano, mártires, que, por la religión y la fe que habían aprendido de las enseñanzas de san Cipriano, afrontaron el martirio bajo el emperador Valeriano.
Martirio de san Montano

Durante los dos años que había durado ya la persecución de Valeriano, muchos cristianos habían alcanzado la corona del martirio, como san Cipriano, en septiembre del año 258. El procónsul Galerio Máximo, que le había condenado, murió poco después, pero el procurador Solón llevó adelante la persecución. En Cartago, el pueblo se levantó contra él, pero la insurreción fue sofocada en sangre. En vez de tratar de descubrir a los verdaderos culpables, Solón se vengó en los cristianos, haciendo prisioneros a ocho discípulos de san Cipriano, casi todos clérigos. Sus Actas son auténticas y redactadas por testimonios oculares. Esta es la historia de su martirio:
Donaciano era catecúmeno y fue bautizado en prisión, murió rápidamente en la cárcel. Flaviano era diácono. No creían que fuera diácono, y a pesar de que ansiaba con toda su alma dar su vida por la fe, por dos veces fue interrogado y enviado de nuevo a la cárcel, mientras sus compañeros morían en el martirio. Por fin, y gracias a su fe en Dios, pudo alcanzar la palma del martirio. Julián, tuvo alguna discusión fuerte con Montano, a causa de una mujer que había sido excomulgada y que Julián había defendido. Entre ellos quedó la frialdad, pero Montano tuvo una visión, que le decía que debía reconciliarse pues el amor era lo único que les podía mantenerlos unidos ante el inminente martirio. Lucio: era de complexión débil. Demostró una gran serenidad ante su proceso. Prímulo: hacía pocos meses que había recibido el bautismo, y fue el primero que fue martirizado. Reno: como muchos de sus compañeros también tuvo una visión en la cárcel, que les animaban a seguir adelante en su confesión de la fe. Víctor. No aparece en las Actas pero sí en los santorales, debe ser un añadido. Victórico: recibió una visión en la que le decían que tendrían la gloria del martirio. En cuanto a Montano las Actas dicen de él: "tan robusto de cuerpo como de espíritu, ya antes del martirio se había hecho famoso por su libertad en decir constante y firmemente lo que la verdad pidiera, sin miramiento alguno a personas". Parece ser que exhorto a las vírgenes, a conservar su estado, a los herejes, para que vivieran en unidad y, a todos para que el amor fuera su único estado.
Tras de haber sufrido hambre y sed durante muchos meses de prisión, los mártires comparecieron ante el presidente e hicieron una gloriosa confeción. El decreto de Valeriano sólo condenaba a muerte a los obispos, sacerdotes y diáconos. Los compañeros de Flaviano, con más buena voluntad que acierto, dijeron que éste no era diácono y que por tanto no estaba incluido en el decreto del emperador. Así pues, aunque Flaviano afirmó que era diácono, el juez sólo condenó a muerte a sus compañeros. Los mártires se dirigieron gozosamente al sitio de la ejecución y cada uno de ellos hizo una exhortación al pueblo. Lucio, que era un hombre tranquilo y reservado, se había debilitado mucho en la prisión; temiendo que esto le impidiese verter su sangre por Cristo y que muriese entre la muchedumbre que bordeaba el camino, los mártires le pusieron a la cabeza del grupo y le acompañaron en el trayecto. Cuando el verdugo se preparaba ya a descargar el golpe, Montano rogó a Dios que concediese a Flaviano la gracia del martirio, tres días después, a pesar de que el pueblo había obtenido ya la liberación de Flaviano. En señal de que su oración había sido escuchada, Montano desgarró el pañuelo que le cubría los ojos y envió la mitad a Flaviano; igualmente pidió a los cristianos que prepararan la tumba de Flaviano para no separarse de él, ni aun después de la muerte. Por su parte, Flaviano oraba ardientemente para que la corona del martirio no se le retardase mucho.

La sentencia a muerte no llegó tarde a Flaviano y ésta llenó de gozo al mártir, que fue al sitio de la ejecución acompañado por una gran muchedumbre, entre la que se hallaban numerosos sacerdotes. En el sitio de la ejecución, Flaviano oró por la paz de la Iglesia y la unión de los cristianos. Según parece, profetizó a Luciano que sería obispo de Cartago. La profecía se cumplió al poco tiempo. Cuando terminó de hablar, se vendó los ojos con la mitad del pañuelo que Montano le había mandado y, postrado de rodillas en oración, recibió el golpe del verdugo.
FUENTE Hagiopedia

jueves, 22 de mayo de 2025

S A N T O R A L

 En el Día de Santa Rita Evocaremos el 

MILAGRO EUCARISTICO DE CASIA

Venerado en la Basílica Inferior del Santuario de Santa Rita

Milagro Eucarístico
El Milagro Eucarístico
Casia es un hermoso pueblecito anidado en las montañas de la Umbría. Este pueblo es mas conocido por su hija Santa Rita cuyo cuerpo incorrupto descansa en la basílica, pero también aquí se conserva la reliquia de un insigne milagro Eucarístico que tuvo lugar en Siena Italia, en 1330.
milagro Eucarístico
Visto de cerca
En la capilla del milagro, debajo del tabernáculo hay una caja de cristal con los huesos del Beato Simone Fidati, quien estuvo envuelto en el Milagro Eucarístico. El Padre Simone fue sacerdote Agustino durante la mitad del siglo XIV. Era conocido a través de la Umbría como un hombre sabio y santo, a pesar de que era muy joven. Otros sacerdotes le buscaban para confesarse. Durante el tiempo que el Beato Simone estuvo asignado al monasterio Agustino de Siena, un día un sacerdote vino a él para hacerle esta extraña confesión.
Había perdido su respeto por la Eucaristía. De esto nosotros podríamos deducir que el posiblemente no creía que en la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía. En la vida de este sacerdote no quedaba entusiasmo. Hacía las cosas por rutina y porque tenia que hacerlo, pero cada vez se desprendía más y más de Dios y de su congregación.
Este sacerdote recibió una llamada de un enfermo.
En vez de poner la Eucaristía en el relicario para llevarla cerca de su corazón, el sacerdote tomó la Hostia e irreverentemente la puso entre las páginas del Breviario. Cuando llegó a la casa del enfermo, lo preparó para recibir la Eucaristía. Abrió el libro para tomar la Hostia y darle la comunión. Al abrir el libro, el sacerdote fue sacudido al encontrar en su lugar dos manchas redondas de sangre en las páginas, una frente a la otra. El sacerdote se fue de la casa con gran pánico, e inmediatamente buscó a Beato Simone, quien era conocido por su santidad.

Beato Simone, escuchó al sacerdote contarle su pecado y el milagro, y le dio la absolución. Pero obtuvo de él las dos páginas manchadas de sangre. Una fue puesta en un tabernáculo en Perugia y la otra, con la Santa Hostia adherida fue al monasterio Agustino en Cascia.
El milagro Eucarístico ha sido venerado a través de los años en el monasterio Agustino de Cascia. Fue verificado por el Obispo de allí. Ha sido llevado en procesión solemne durante la fiesta del Cuerpo de Cristo. El Papa ha concedido indulgencias especiales a esos que veneren el Milagro Eucarístico.
En 1930, hubo un Congreso Eucarístico en Norcia, cerca de Cascia. En esta ocasión se hizo una hermosa Custodia para llevar el Milagro Eucarístico. Fue un honor del Sexto Centenario del milagro. Cuando una nueva iglesia en honor de Santa Rita fue construida, al lado del monasterio Agustino, se construyó una capilla especial para el Milagro Eucarístico.
A este milagro se le atribuye un fenómeno muy extraño. ¿O podría ser un milagro dentro de un milagro? A través de los años las personas empezaron a notar un cambio en la pagina con la mancha de sangre. Un rostro comenzó a aparecer en la página. Es casi como si un color mas oscuro apareciera en ciertas partes de la página. Hay algunos que ven el rostro de Cristo. Cuando el sacerdote en el santuario abre el tabernáculo para mostrar a los fieles el Milagro Eucarístico, se pone sus vestimentas. Cuando trae la Custodia al Altar, pone una linterna detrás de la página para mostrar el rostro. Es un perfil perfectamente formado de un hombre con barba y bigote.
El milagro Eucarístico ha sido venerado durante siglos por los fieles y su culto promovido por los Sumos Pontífices con la concesión de especiales e importantes indulgencias, como la de la Porciúncula, que le fue decretada por el Papa Bonifacio IX en 1401. El prodigio es conmemorado de forma especial en la fiesta del Corpus Christi en que se lleva la reliquia en solemnemente procesión.
El cuerpo de Santa Rita (+ 22 /V/1457) se conserva incorrupto
Para conmemorar el sexto centenario del prodigio en 1930 se celebró un congreso eucarístico de la diócesis de Nurcia en Casia, se inauguró una artística custodia y fue publicada toda la documentación histórica disponible sobre el suceso.
En la misma Iglesia donde está el cuerpo de Santa Rita, se ven alrededor del altar principal, los Milagros de Bolsena/Orvieto, Lanciano, San Antonio y el Burro, Santa Clara de Asis y los Sarracenos, y la Multiplicación de los Panes y los Peces. Otro vitral muestra un libro abierto, con dos manchas redondas rojas en las páginas una frente a la otra, este es el Milagro Eucarístico de Cascia.
FUENTE: Dr. A. MORINI- La reliquia del Corpus Christi de Casia. Librería Editrice Fimentina - 1930