Santos Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, presbíteros y mártires
En Londres, en Inglaterra, santos Juan Houghton, Roberto Lawrence y
Agustín Webster, presbíteros y mártires, priores respectivamente de las
cartujas de Londres, Beauvalle y Axholme, y san Ricardo Reynolds, de la
Orden de Santa Brígida, todos los cuales, durante el reinado de Enrique
VIII, y después de haber profesado valerosamente la fe de los Padres,
fueron arrastrados vivos hasta el lugar de su suplicio en Tyburn, donde
perecieron ahorcados juntamente con el beato Juan Halle, presbítero,
párroco de la cercana localidad de Isleworth.
Santos Juan Houghton y Roberto Lawrence |
Juan Houghton nació en Essex. Prior de los cartujos de Londres y como tal fue el primero en oponerse al "Acta de Sucesión y de Supremacia"
de Enrique VIII, dando un ejemplo de fidelidad a la iglesia católica,
por esta fidelidad fue martirizado en Tyburn, Londres, junto a cuatro
compañeros: Agustín Webster, Ricardo Reynolds, que era brigidiano,
Roberto Lawrence y el sacerdote diocesano Juan Haile. Es el Protomatir
de la Inglaterra reformada.
Los cartujos,
fueron monjes muy queridos y no se dedicaron a ninguna actividad
política; recibieron en la cartuja de Londres la visita de los
funcionarios reales que, en base al decreto emanado, pedían a todos y
mayormente, a los religiosos, la aprobación del divorcio del rey de
Catalina de Aragón y la aceptación como soberana de Ana Bolena. El prior
Juan Houghton y el procurador fueron encarcelados por objetar la
legitimidad del repudio, pero un mes después, convencidos que el
juramento no atañía a su fe, terminaron por jurar y por tanto fueron
liberados. De regreso a la cartuja, convencieron a los monjes de su
argumento y así en 1534 todos juraron delante de los funcionarios, que
había regresado acompañados de soldados.
Agustín Webster |
La paz tan
querida duró muy poco, pues hacial el final de 1534, un nuevo decreto
promulgado del rey y del Parlamento ordenaba a todos los subditos a
separarse de la autoridad del Papa, y reconocer al rey como jefe de la
Iglesia Anglicana también en el campo espiritual, castigando a quienes
no lo aprobaran como traidores de lesa majestad. Ante esta noticia el
prior Juan Houghton reunió a todos los cartujos y unánimemente se
declararon prontos a morir por la fidelidad a la Iglesia de Roma.
A la cartuja
habían llegado Roberto Lawrence y Agustín Webster, priores de las
cartujas de Bellavalle y Haxholmie, los cuales, conociendo el peligro
que corrían los monjes, de común acuerdo visitaron al vicario del rey
Tomás Cromwell para que convenciera al rey Enrique VIII para que les
eximiera de este juramento que era contrario a su fe, pero éste
indignado los arrestó y los encarceló en la Torre de Londres como
rebeldes y traidores. Una semana después fueron procesados en
Westminster, donde reiteraron su rechazo, fueron condenados a muerte y
nuevamente encarcelados. Allí les acompañaron otros dos sacerdotes
condenados por el mismo motivo: el brigidiano Ricardo Reynolds y Juan
Haile, párroco de Isleworth.
San Ricardo Reynolds, imagen venerada en Syon |
Ricardo Reynolds
nació en Devon en 1492. Estudió en el Christ's College de Cambridge;
fue elegido miembro del colegio del Corpus Christi en 1510 y, en el
1513, se diplomó en Teología y fue nombrado predicador de la
universidad. En el mismo año hace los votos como monje brigidiano en la
abadía de Sión en Isleworth, un cenobio famoso por su santidad y por el
clima intelectual que reinaba. El cardenal Pole testimoniaba que "no
sólo era un hombre de vida santísima, sino que era el único monje inglés
que conocía bien las tres lenguas fundamentales, esto es el latín, el
griego y el hebreo”. El Registro de la biblioteca del monasterio de
Sión, expone que había 94 volúmenes que le eran atribuidos y fue
indudablemente una eminente personalidad del Londres de aquel tiempo.
En 1534, al separarse Enrique VIII de la
Iglesia, algunos de los monjes de Syon se mostraron favorables a dicha
separación, apoyando que el rey inglés fuera la cabeza visible de la
Iglesia de Inglaterra. En otras abadías algunos priores obligaron a
todos sus monjes y a los de otros monasterios a aceptar la idea de
sumisión al rey. Otros, fieles a la Iglesia, se negaron a reconocer el
nuevo título del rey, y entre ellos estuvo desde el principio Ricardo,
que usó su palabra y pluma para defender la fe católica.
Gracias a ello, y las denuncias de sus mismos hermanos de monasterio, el rey fijó su especial atención en la abadía de Syon y en Ricardo, el monje subversivo. Ricardo organizó en Syon una reunión entre Santo Tomás Moro (22 de junio), principal oponente del rey en su asunción de la Suprema Gobernación de la Iglesia, y Elizabeth Barton, la "Santa Dama de Kent", una mística inglesa muy conocida por sus revelaciones y escritos, condenada de "conspirar" contra el rey (habría profetizado la separación de Enrique VIII de la Iglesia Romana). Poco antes Thomas Cromwell, ministro del Rey, había visitado Syon para obtener el juramento de aceptación de la Supremacía Real de los monjes (le interesaba mucho al rey esta abadía por su prestigio), pero un monje fiel a la verdad católica le cerró las puertas y no les dejó pasar. Cromwell dejó dos guardas a la puerta del complejo monástico, para convencer a los monjes y las monjas, especialmente a la abadesa (1). Pero nada lograron. Tuvo que enviar el obispo de Londres, adepto a la causa de Enrique VIII a dos clérigos para convencer a los monjes y monjas que abrieran la abadía por obediencia.
Los monjes más coherentes eran Ricardo y otros dos, apedillados Whitford y Little. Uno de los guardas de Cromwell chantajeó al primero, diciéndole que airearía sus confianzas con sus penitentes y sus escarceos (falsos, por supuesto) con varias damas, pero el monje no se arrendró. Entonces, sabiendo Cromwell que en confesión y dirección espiritual los monjes seguían indicando a los fieles y las monjas que permanecieran en la fe católica y no obedecieran la orden real, mandó tapiar la rejilla de confesionario. (2)
Gracias a ello, y las denuncias de sus mismos hermanos de monasterio, el rey fijó su especial atención en la abadía de Syon y en Ricardo, el monje subversivo. Ricardo organizó en Syon una reunión entre Santo Tomás Moro (22 de junio), principal oponente del rey en su asunción de la Suprema Gobernación de la Iglesia, y Elizabeth Barton, la "Santa Dama de Kent", una mística inglesa muy conocida por sus revelaciones y escritos, condenada de "conspirar" contra el rey (habría profetizado la separación de Enrique VIII de la Iglesia Romana). Poco antes Thomas Cromwell, ministro del Rey, había visitado Syon para obtener el juramento de aceptación de la Supremacía Real de los monjes (le interesaba mucho al rey esta abadía por su prestigio), pero un monje fiel a la verdad católica le cerró las puertas y no les dejó pasar. Cromwell dejó dos guardas a la puerta del complejo monástico, para convencer a los monjes y las monjas, especialmente a la abadesa (1). Pero nada lograron. Tuvo que enviar el obispo de Londres, adepto a la causa de Enrique VIII a dos clérigos para convencer a los monjes y monjas que abrieran la abadía por obediencia.
Los monjes más coherentes eran Ricardo y otros dos, apedillados Whitford y Little. Uno de los guardas de Cromwell chantajeó al primero, diciéndole que airearía sus confianzas con sus penitentes y sus escarceos (falsos, por supuesto) con varias damas, pero el monje no se arrendró. Entonces, sabiendo Cromwell que en confesión y dirección espiritual los monjes seguían indicando a los fieles y las monjas que permanecieran en la fe católica y no obedecieran la orden real, mandó tapiar la rejilla de confesionario. (2)
Ricardo y los cartujos ante Cromwell |
Finalmente, todos firmaron, salvo Ricardo Reynolds y los monjes anteriormente dichos, Whitford y Little, de los que no se sabe su paradero. Ricardo fue llevado a Tyburn Tree, en Londres. Allí fue encerrado con los cartujos San Juan Houghton, San Roberto Lawrence y San Agustín Webster (los tres, 4 de mayo y 16 de julio), priores de las cartujas de Londres, Beauvalle y Axholmey, respectivamente.
Por esta razón que durante mucho tiempo fue tenido como un cartujo más, hasta que las investigaciones profundizaron lo suficiente como para aclarar que era Brigidino (3). También estaba encerrado y fue mártir con ellos, el párroco de Isleworth, San Alejandro Hailes (4 de mayo). El 4 de mayo de 1535 fueron arrastrados por las calles de Londres, ahorcados y el cuerpo de San Ricardo despedazado y los trozos colgados por diversas partes de la ciudad, como escarmiento.
El 28 de Abril durante el proceso, manifestó su oposición a una injusta ley contraria a su fe: "Porque quiero estar a bien con mi conciencia y la de aquellos que están aquí conmigo, yo declaro que nuestra fe tiene mayor peso y está sostenida por mayores testimonios que la vuestra, porque los pocos testimonios que habéis conseguido del Parlamento de un solo reino, yo tengo de mi parte a todo el mundo cristiano". Un testigo ocular le describe como "un hombre de semblante angélico, amado por todos, y lleno del Espíritu Santo".
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Juan Haile |
El beato Juan Haile fue beneficiado en Chelmsford (Essex) para pasar en 1521 en ser vicario de Isleworth (Middlesex). Era un anciano y venerable sacerdote al que sus feligreses estimaban por su bondad y su piedad, además se le estimaba mucho por su sólida cultura.
El motivo de su
arresto fue una carta suya en la que reprochaba la actitud escandalosa y
cismática del rey. Junto a él fue arrestado un joven sacerdote,
apellidado Feron, que sería amnistiado.
En el juicio,
en un primer momento, tuvieron un veredicto favorable pero en seguida se
cambió por el de traidores, y fueron condenados a la horca. El 4 de
Mayo de 1535 los tres cartujos, el padre Reynolds y el párroco de
Isleworth, con sus hábitos religiosos fueron encadenados a sus esteras y
trasladados por las calles empedradas y fangosas que llevaban de la
Torre de Londres a Tyburn. Desde la ventana de su celda el canciller
santo Tomás Moro pudo constatar junto a su hija, la felicidad que estos
santos hombres se prestaban ser los primeros mártires de esta nueva
persecución.
Juan Houghton
fue el primero en subir al patíbulo y colaboró con el verdugo
profiriendo palabras de perdón y de confianza en Dios. No estaba todavía
muerto cuando fue descolgado de la horca y descuartizado. Le siguieron
los otros cuatro. El último en morir fue Reynolds, después de animar a
sus compañeros; antes que lo ejecutaran se volvió a la muchedumbre
invitándoles a rezar por el rey. Los cuerpos de los mártires fueron
descuartizados y expuestos al pueblo para aterrorizar a los “papistas”, pero la Iglesia, que jamás olvida a sus servidores más fieles, los ha glorificado concediéndoles el honor de los altares.
fuente: "Santi e Beati" y otros
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