SAN GREGORIO NAZIANCENO,
OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
Al
lado de Atanasio se presenta un segundo Doctor de la Iglesia para
ofrecer a Jesús resucitado su genio y su elocuencia. Es Gregorio de
Nazianzo, el amigo y émulo de Basilio, el orador insigne, el poeta
que a la fecundidad más asombrosa supo unir la energía y la
elegancia, el que entre todos los Gregorios mereció y obtuvo el
nombre de Teólogo
por
la seguridad de su doctrina, la elevación de su pensamiento, el
esplendor de su exposición. La Santa Iglesia le celebra con alegría
en estos días porque nadie habló con tanta magnificencia como
éldel misterio de Pascua. Por el comienzo de su segundo discurso
para esta solemnidad se podrá juzgar. Escuchemos.
EL PREDICADOR DE PASCUA
"Permaneceré observando como el centinela", nos dice el profeta Abacuc; y yo hoy, a ejemplo suyo, iluminado por el Espíritu Santo hago también la vela, observo el espectáculo que se descubre ante mí, escucho las palabras que van a resonar. Y así velando, veo sentado sobre las nubes a un personaje cuyos rasgos son de ángel y cuya vestidura brilla como el relámpago. Su voz resuena como la trompeta y las ñlas apretadas del ejército celeste le rodea; y dice: "Este es el día de la salida para el mundo visible e invisible. Cristo se levanta de entre los muertos, levantaos también vosotros. Cristo toma nuevamente posesión de sí mismo, imitadle. Cristo se lanza fuera del sepulcro, desligaos vosotros de los lazos del pecado.Las puertas del infierno están abiertas, la muerte ha sido destruida, el viejo Adán, aniquilado ysustituido por otro, renovaos vosotros que formáis parte de la creación nueva en Cristo.""Así hablaba él, y los otros ángeles repetían lo que cantaron el día en que nació Cristo:
Gloria
a Dios en lo más alto de los cielos y paz en la tierra a los hombres
de buena voluntad.
A
mí toca ahora hablar de todas estas maravillas: ¡Quién me diera la
voz de los ángeles, una vozque
se oyera hasta en los últimos confines de la tierra!
"¡La
Pascua del Señor, la Pascua! ¡Una vez más la Pascua en honor de la
Trinidad! Es la fiesta de las fiestas, la solemnidad de las
solemnidades que sobresale entre las demás como el sol sobre las
estrellas. Desde ayer ¡cuán augusta fué la jornada con sus
vestiduras blancas y sus numerosos neófitos llevando antorchas!
Teníamos doble función pública y particular; todas las clases de
hombres, magistrados y dignatarios en gran número, en esta noche
iluminada con profusión de luz. Pero hoy esas alegrías y grandezas
son inmensamente mayores; ayer era sólo la aurora de la gran luz que
ha surgido hoy. La alegría que sentían no era sino preludio de la
que experimentamos en este momento; porque en este día celebramos la
resurrección misma, no ya sólo esperada sino cumplida y extendióse
al mundo entero".
EL CONTEMPLATIVO
Así
hablaba el orador que no hizo más que pasar por la Sede de
Constantinopla. Hombre amante del retiro y de la contemplación, las
intrigas del siglo consumieron pronto sus energías, la bajeza y
ruindad de los hombres laceraron su corazón; y dejando a otro el
peligroso honor de ocupar un trono tan disputado, volvió de nuevo a
su amada soledad donde tanto placer experimentara en el trato con
Dios y las Sagradas Escrituras. A pesar del
corto
espacio de tiempo y de los innumerablesobstáculos
había podido afianzar para largo tiempo la fe resquebrajada en la
capital del imperioy
trazar una estela luminosa que todavía no se había borrado cuando
San Juan Crisóstomo vino a sentarse en esta Sede de Bizancio donde a
su vez tantas pruebas le esperaban.
Gregorio
nació en Nacianzo, en Capadocia entre 325 y 330. Fué a estudiar a
Atenas en Compañía de su amigo San Basilio, y con él, se aplicó a
estudiar la Sagrada Escritura. Después de haber permanecido algún
tiempo en la soledad fué elegido obispo de Sásima, y luego de
Nacianzo, en 372, y finalmente de Constantinopla en 381 donde su
primer cuidado fué combatir la herejía y atraer muchas almas a la
pureza de la fe católica. Pero habiéndose levantado una persecución
contra
él, renunció al episcopado y volvió a Nacianzo dándose por entero
a la contemplación de las cosas divinas y a la composición de obras
teológicas. Fué enérgico defensor de la consubstancialidad del
Hijo de Dios. Tras largos años de recogimiento y de estudio se
durmió en la paz del Señor hacia el año 390.
El
don de l a fe.
Te
saludamos, doctor inmortal, a ti que mereciste que Oriente y
Occidente te apellidaran el teólogo por excelencia. Iluminado por
los rayos de la Santísima Trinidad nos manifestaste sus esplendores
cuanto nuestra vista puede entreverlos en esta vida. En ti se cumplió
esta palabra: "Bienaventurados los limpios de corazón porque
ellos verán a Dios",
La
pureza de tu alma la había dispuesto a recibir la luz divina y tu
pluma inspirada supo dar algo de lo que tu alma había gustado.
Alcánzanos, Gran Doctor, el don de la fe que pone a
la
criatura en relación con Dios, y el don de la inteligencia que la
hace comprender lo que cree.
Todos
tus trabajos tuvieron como ñn prevenir a los fieles contra las
seducciones de la herejía
haciendo
brillar ante sus ojos los dogmas divinos en toda su magnificencia.
Haznos cautos a fin de
que
podamos evitar los lazos del error y abre nuestros ojos a la luz
inefable de los misterios,
a
esa luz, que según San Pedro, es para nosotros "como lámpara
que luce en lugar tenebroso hasta que comience a brillar el día y el
lucero se levante en nuestros corazones".
LA UNIDAD DE LA FE
En
estos tiempos en que el Oriente, preso largo tiempo de la triste
movilidad del error secular y de la servidumbre, está como en
vísperas de una crisis que debe modificar profundamente sus
destinos, mientras una política profana sueña en explotar en
provecho de la ambición humana los cambios que se preparan,
acuérdate, oh Gregorio, de la infortunada Bizancio. Mañana, quizás
las potencias del mundo se la disputarán como una presa. Fuiste
algún tiempo su pastor, tu recuerdo aún no se ha borrado de su
memoria, apártala del espíritu del cisma y del error. Cayó bajo el
yugo del turco en castigo de su rebelión contra el vicario dé
Cristo. Pronto se verá libre de él. Haz que almismo
tiempo el yugo del error y del cisma, mucho más peligroso y
humillante, se rompa y desaparezca para siempre. Empieza ya a notarse
un movimiento de retorno; provincias enteras seagitan
y parecen querer dirigir una mirada anhelante a la madre común de
las Iglesias, queles
abre sus brazos. Desde lo alto del cielo ayuda a la reconciliación.
El Oriente y el Occidente tehonran
como uno de sus más sublimes órganos de la verdad divina. Con tus
oraciones aliéntalesa
unirse de nuevo en un solo redil, bajo un solo pastor, antes que el
Cordero inmaculado y sacrificado baje del cielo para separar la
cizaña del buen grano y para llevar a su gloria a la Iglesiasu
esposa y nuestra madre fuera de la cual no hay salvación.
LA GRACIA PASCUAL
Ayúdanos
en estos días a contemplar las grandezas de nuestro divino
resucitado. Haznos vibrar de santo entusiasmo en esta Pascua que te
inundaba en sus alegrías y te inspiraba las sublimes frases que
acabamos de oír. Amaste a Cristo salido triunfante de la tumba desde
tus más tiernos años y a tu vez su amor hacía palpitar tu corazón.
Ruega para que nosotros también le seamos siempre fieles, para que
estos misterios cautiven siempre nuestras almas, que permanezca
siempre en nosotros esta Pascua y que la renovación que nos ha
traído persevere en toda nuestra vida y que en sus vueltas sucesivas
nos encuentre atentos y vigilantes para acogerla con ardor siempre
renovado hasta que nos acoja la Pascua eterna y nos abra sus alegrías
sin fin.
fuente: Año Liturgico de Dom Próspero Guéranguer
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