SANTOS VITO, MODESTO Y CRESCENCIA,
MARTIRES
"SERÉIS MIS TESTIGOS"
San Vito, por Teoderico de Praga (1365) |
San Vito era natural de Nevano, Sicilia. Mártir junto con Modesto y Crescencia. Las Actas presentan a San Vito como hijo de Hylas, rico y noble senador romano, pagano; su madre Bianca que era cristiana murió al poco tiempo de su nacimiento. Fue guiado por Crescencia -su nodriza- y Modesto -marido de Crescencia y médico de Mazara-, que educaron a Vito en la fe cristiana. El padre del niño al saber que su hijo era cristiano lo denunció ante el juez y después de unas terribles torturas fue encarcelado, pero logró huir milagrosamente a Nápoles junto con el matrimonio de Modesto y Crescencia hacia Lucania y de allí a Roma. |
UN SANTO AUXILIADOR
Hoy, acompañado de Modesto y
Crescencia, San Vito viene a enseñarnos cuál es el precio del bautismo y la
fidelidad que debemos al Padre que está en los cielos. Su gloria es grande
tanto en el cielo como en la tierra; los demonios, que temblaban ante él,
siguen temiéndole; su nombre permanece inscrito en la memoria del pueblo
cristiano, como el de uno de sus más poderosos auxiliadores, junto con San
Erasmo, San Vito o San Guido, conserva el poder de librar a los que acuden a él
del mal que lleva su nombre. Hace inofensivas las mordeduras de los perros
rabiosos y de las serpientes, y se muestra compasivo incluso con los mismos
animales. Se le invoca también contra el letargo o sueño muy prolongado; el
gallo que le acompaña en algunas representaciones, recuerda esta costumbre, así
como también la de invocar al Santo para despertarse a una hora determinada. Es
también patrón de los danzantes y comediantes.
VIDA
El culto de San Vito o Guido
se remonta a la antigüedad más remota, pero sus Actas han sufrido numerosas
interpolaciones y es difícil discernir la verdad de la leyenda. Se cuenta en
ellas que padeció el martirio de muy niño en compañía de Modesto, su preceptor,
y de Crescencia, su nodriza. El Papa Gelasio dedicó en Roma una Iglesia a San
Vito, y en París el Monasterio de San Dionisio se gloriaba de poseer algunas de
sus reliquias. Se las cedió después el Monasterio de Corbey, en Sajonia, y
desde entonces se hizo muy popular su culto en toda Alemania.
SÚPLICA PARA LA CURACIÓN DE LOS HOMBRES
Noble mártir, que preferiste
el Padre del cielo al de la tierra; ¿quién podrá expresar el afecto con que te
trata Aquel a quien tan valerosamente confesaste ante los hombres? Quiere que
aquí en la tierra brillen en torno tuyo las señales de su munificencia, pues te
tiene confiada una gran parte en el ejercicio de su poder misericordioso.
En recompensa a la santa libertad que reinó en tu alma y sometió en completa
obediencia tu cuerpo al alma, posees sobre la naturaleza caída un poder
maravilloso: los desgraciados, cuyos miembros, agitados desordenadamente por
una cruel enfermedad, no conocen la dirección del imperio de la voluntad, los
mismos hombres a quienes un sueño muy prolongado los hace casi inconscientes en
sus actos, encuentran a tus pies la armonía perfecta del cuerpo y del alma,
permitiendo al primero, por su docilidad al alma, vacar a los deberes que tiene
para con Dios y la sociedad. Ilustre santo, sé cada día más generoso en el
ejercicio de tu don precioso, para bien de la humanidad doliente y mayor gloria
de Dios que te ha coronado.
Te pedimos para todos con la Iglesia, y por tu intercesión pedimos a Dios
"que aleje de nosotros todo movimiento de orgullo, que tengamos la
humildad, que nos hace agradables a Dios, para que, despreciando lo malo, practiquemos
el bien con amor y libertad.
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